Alejandro de Humboldt creía en un progreso continuo del ser humano a escala mundial, en el que la ciencia tenía reservado un lugar muy especial. "Conocer y reconocer -escribió el viajero- es el placer y la facultad del ser humano, y es una de las riquezas de cualquier nación, que muchas veces sustituye a los escasos bienes de la naturaleza". "Todo es interacción", apuntó en su bitácora o diario de viaje. Por su parte, Frank Holl, curador de la exposición afirma: "La visión de Humboldt no ha perdido, en absoluto, vigencia".

Nevado del Corazón
A. de Humboldt, de su diario de viaje, 1802.
Staatsbibliothek Berlin, (depósito Castillo de Tegel)


Nevado del Corazón
Grabado en cobre, lám. 51, en: A. de Humboldt:
Vues des Cordillères [...], París, 1810.
Universidad Iberoamericana, México, D. F.
Foto: Agustín Estrada

En su primer libro, Humboldt estudió los basaltos del Rin. Su experiencia en las minas lo llevaron a investigar la vida de las plantas subterráneas y, en 1793, escribió el Florae fribergensis specimen. Asimismo, experimenta con las ancas de rana, al igual que el físico y médico italiano Luigi Galvani, con lo que busca comprobar la supuesta existencia de electricidad en los animales. Realiza, incluso, dolorosos experimentos electrofisiológicos en su propio cuerpo con el fin de examinar la reacción de los nervios y de la fibra muscular a diferentes estímulos y, de esta manera, descubrir el secreto de la vida. Los resultados fueron publicados en 1797 en su libro Experimentos con la fibra muscular y nerviosa estimulada, además de especulaciones acerca del proceso químico de la vida en la fauna y la flora.

Estudio de fauna marina

Dibujos de peces del Orinoco
A. de Humboldt, de su diario de viaje, 1800
Staatsbibliothek Berlin, (depósito Castillo de Tegel)

Humboldt tuvo una participación significativa en el cambio de la imagen cartográfica del continente americano. Con la ayuda del mejor equipo de instrumentos de medición, pudo elaborar los mapas más precisos de la época.


Su estancia en Estados Unidos

Durante su corta estadía en Estados Unidos, en mayo y junio de 1804, Humboldt apenas dedica tiempo a sus investigaciones. Ya había vendido la mayor parte de sus instrumentos en México. En Washington, se reúne con el presidente Thomas Jefferson a quien presenta, entre otras, su idea de construir un canal navegable en Panamá.

El regreso a Europa

Humboldt se despide de América el 9 de julio de 1804, llevando consigo más de 6 mil plantas, bocetos de mapas y paisajes; muestras geológicas y folios repletos de datos geográficos. Al regresar a Europa, conoce a Simón Bolívar, más adelante el Libertador afirmaría: "Humboldt es el verdadero descubridor de América".

Después de su viaje por América, Humboldt vive en París. Permanece en el entonces centro de las ciencias hasta 1827, donde publica una obra de 34 tomos sobre sus viajes. Esta edición -la más grande y costosa hasta hoy financiada por un científico independiente- acabó con su fortuna. Numerosos y afamados pintores y grabadores de paisajes, animales y plantas, elaboraron los más de mil 400 grabados que ilustran su obra.

Paisaje



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