El océano Pacífico, como espacio de intercambio global, se construyó a partir de las costas mexicanas.
El impulso inicial provino de los conflictos sostenidos entre Portugal y España por el acceso a las rutas mercantiles que conectaban Europa con los centros manufactureros y productores de especias situados en Asia. A fines del siglo XV, estos conflictos condujeron a una división concertada de sus respectivas zonas de influencia, en un meridiano situado en mitad del océano Atlántico.
El trazado de ese meridiano dejaba dentro de la zona española los territorios recientemente explorados por Colón, los cuales pronto recibieron el nombre de América, mientras que la zona portuguesa cubría la inmensidad del océano Índico y, con ello, el acceso a la India, China y las islas de la especiería. Por eso, el objetivo final de los exploradores y conquistadores españoles, entre ellos Hernán Cortés, siempre fue llegar a los países asiáticos, a través del gran continente americano.

Maqueta de barco contemporáneo de un Galeón de Manila del siglo XVIII, Cabrera Bueno. Escala 1:32.
Mangas Maximo Agudo, 2023. Madera de peral, metal, pintura y tela. Asian Civilisations Museum.
En 1513, Vasco Núñez de Balboa atravesó el istmo de Panamá, y avistó “la Mar del Sur”: el gran océano que podía llevarlos a ese destino, navegando al occidente.
En 1519, Fernando de Magallanes logró alcanzar este mar rodeando el cono sur del continente y lo rebautizó como “el Pacífico”. Esta ruta le permitió remontar hasta el archipiélago de San Lázaro, después llamado Filipinas, y su lugarteniente Elcano logró llegar a las islas productoras de especias, para regresar a España en 1522, completando la primera circunnavegación del planeta. Sin embargo, encontrar la ruta de regreso desde las Filipinas a las costas mexicanas resultó extremadamente difícil y peligroso; tres subsecuentes expediciones desde allí fracasaron en el empeño.
En 1565, el monje marino Andrés de Urdaneta, al mando de una expedición que partió de Barra de Navidad, Jalisco, logró encontrar la ruta desde las Filipinas, navegando hacia el norte, casi a la altura de Japón, para alcanzar las costas de California y descender costeando hasta Acapulco. Este extraordinario descubrimiento de los mexicanos se denominó:
El Tornaviaje.